Thursday, January 24, 2019

Del baúl de los recuerdos





Quiero agradecer a mi negra linda por enviarme este hermoso video y hacerme recordar que de vez en cuando a todos nos toca.
Siempre serás bienvenida en mi país, en mi hogar y en mi corazón. Tu y tantos otros.


Inmigrar es difícil y aún más cuando la decisión viene por una fuerza mayor y cuando es la necesidad y no la voluntad la que te hace tomar tal decisión.
Se extraña la comida tu familia y los amigos. Ese lugar donde te dieron el primer beso tímido y escondido de la adolescencia, los lugares por los que caminabas con tus sueños y esperanzas.
Recuerdas la chica esa que te gustaba pero que nunca le dijiste nada y ahora ya es muy tarde.
Y vives en un lugar extraño donde se habla otra lengua completamente diferente a la tuya, comen cosas con sabores desconocidos a los que debes acostumbrarte y en tu resistencia sigues pensando en tu rinconcito de país donde dejaste tanto. Y metes toda tu vida dentro de un par de maletas y sin mirar atrás te metes al avión y en silencio en un rinconcito oscuro del avión te mandas unas lágrimas de pena.
Llamando a los amigos de vez en cuando para saber cómo van sus vidas y darte cuenta que la gente se casa se mueve y crece, tus amigos se van del barrio y sigues vida profesional y se abren camino en la vida. Llamas un día sábado y tu grupito de amigos de infancia están en algún carrete gritando saltando y riendo como cuando estabas tú. Claro ahora ya no estas y las cosas siguen su rumbo igual.
Se sufre indignación, se pasan penas, hambre y pellejerías de las cuales se sacan experiencias de vida, porque la resilencia no se hereda se consigue a punta de comer mierda y tomando acido cotidiano.
Y aquí me encuentro caminando por las calles de nueva york a 5 años ya de mi salida y mirando el cielo nublado del verano y pensando en mi pequeño Chillito, y lo que deje atrás. He tenido suerte no lo niego, pero la vida me ha enseñado que la suerte es una cosa de suerte. Sin saber dónde me tocara estar en otros 5 años más.
Ya no camino con la cabeza mirando al suelo por que la personalidad me creció a punta de humillaciones. No me callo si me preguntan por una calle, porque aprendí el idioma obligándome a no dormir por leer escuchar y ver televisión en otro idioma.
Nadie me puede quitar lo que he logrado y nadie puede decir que ha estado en mis zapatos. Así como yo no me pongo en los de nadie. Cada uno tiene un  camino trazado y se avanza de distintas maneras.
Y algún día cuando regrese a mi amado Chile y pueda hablar sin la S y preguntarle alguien ¿queri salir? Sin que me vean raro, seré igual de feliz como lo soy ahora.
Pero un poquito menos incompleto.

The Messenger vs the devil Nov 5 2005

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