Tuesday, November 19, 2013

La torta


¿Les ha pasado que cuando una seguidilla de cosas se convierte en una
situación irrisoria ?
Pues eran las 3 de la tarde cuando sonrisa en la cara me dispuse a
entrar en el metro el golf con una torta en la mano.
Tal ves decir que la torta fue un rego de cumpleaños de la empresa en

la que mi novia trabaja, sea mas que suficiente para dejar claro su
procedencia.
Aunque también sería bueno decir que accedí a llevármela a casa
después de almorzar juntos. En algún lugar cerca de su
trabajo.
En claro queda que una torta no es un articulo que se pueda llevar
fácilmente si no la llevas en bolsa, lamentablemente no las hacen con
manillas. En fin, todos sabemos lo que es llevar una torta para 12
personas en la mano. Mas de alguna ves nos toco caminar de la cocina
al comedor a media luz cantando el odioso y sobre valorado happy
birthday.
¿Que honda con eso de decir dos veces la palabra feliz y a ti?
Probablemente para dejar en claro que le deseamos doble felicidad por
sobre encima del resto de los mortales, y para dejar mas en claro que
la persona a quien van dirigidos tales deseos son a el o ella.
El golf: a las 3 de la tarde de un día de semana, el metro puede ser un
infierno, pero puede fácilmente convertirse en el purgatorio si llevas
una torta en la mano derecha. Después de 5 minutos con el brazo en
posición de L ya no parece una torta para 12 si no mas bien para 50.
Solo después de 20 minutos dentro de tal tortura china logré
Conmover a alguna doña que gentilmente se ofreció a llevarme el
calvario en sus piernas. Lo peor se veía venir.
Fue como saltar del sartén al fuego cuando me toco subirme a la micro
que a estas alturas mas se asemejaba a una lata se sardinas que a un
transantiago. Probablemente hubiese sido una mejor opción tomar un
taxi, pero el capital no era suficiente.
Una vez dentro de tal  parafernalia , me di cuenta de mi error. Dos tipos mal
vestidos y con aspecto de no haber recibido un  baño hace días subieron
con el animo de rosca, o probablemente solo buscando llamar la
atención del resto de la  gente, intercambiaron palabras con otro par que 

se encontraban al otro extremo. Ahora bien, esto probablemente no tenga nada
de raro, si no mas bien es algo normal en nuestro sistema de transporte.
Lo que no es normal, es encontrarse en medio de una de estas roscas con
 una torta en las manos.
Mientras los eufóricos personajes seguían pregonándose
Improperios, la situación escalo y rápidamente pasaron a los golpes,
pero no eran golpes certeros como los de un púgil, mas bien parecían
aletazos alborotados, como un par de canguros disputando terreno; como
los payasos de circo que hacen un alboroto creíble para un publico
resquicito.
Y ahí me encontraba yo, en medio de la revuelta con una torta para
doce personas en las manos, luchando contra el va y ven del bus y al
mismo tiempo contra el grupo de desaforados.
Apenas me dio el tiempo de esquivar un par de manotazos, que mas que
combos fulminantes parecían intentos de arrebatarme el objeto de las
manos.
No fueron mas de 10 minutos, pero según John Constantine: Un minuto en el
Infierno, es una eternidad.
Se podría decir que la torta solo llegó a casa con un leve hundimiento
en uno de sus costados, pero cuando me preguntaron que le había pasado
conteste sonriente.
>> Le metió un dedo un elefante<<.
La risa es un remedio infalible y no hay poder mas absoluto que el de
la negación.
*The messenger...*