Saturday, July 14, 2012

Alma de feria

E s día domingo y la gente se apelotona en una calle del gran Santiago , que por ambos laterales está llena de personas que ofrecen frutas verduras y artículos de aseo , ciertamente nos encontramos en una de las tantas ferias de nuestra ciudad, algo normal para quien vive en chile , y por qué no decirlo imprescindible ,ya que sin estos maravillosos lugares sería casi imposible pasar el fin de mes para el 90% de la población chilena . Frutas que el un supermercado tienen un precio desorbitante aquí las pueden encontrar al precio de rábanos (rábanos de feria claro). En estas ferias se forman amistades de vida, relaciones entre caseras y feriantes que perduran por generaciones, que si bien, tanto uno como el otro se mantienen en su lugar como vendedor y comprador, no existe mucha diferencia entre ambos al momento de discutir algún tema político climático o farandulero . Muchas de estas personas son capaces de predecir cuál será el próximo fracaso matrimonial del chino ríos, el mejor candidato para la presidencia y hasta predecir cuna lluvia con un margen de error de unos pocos minutos. Y la gran mayoría, si no todos, tiene claro quién va a ganar el último reallity de moda. Digamos que por un echo de esos inexplicables estas ferias desaparecieran de la noche a la mañana, y de pronto nos levantamos un día sin poder comprar frutas ni verduras frescas. Sería tan grave esto como el hecho de perder a la persona quien las vende? Creo que sería tan catastrófico como perder nuestros teléfonos por un día, miles de señoras sin tener con quien hablar o intercambiar copuchas y reclamos contra la situación actual sufrirían de una depresión colectiva, miles de trabajos se perderían creando un caos colectivo en nuestra tan mal llamada blindada economía, todo esto tomando en cuenta que muchas de las personas que aquí trabajan, prácticamente no saben hacer otra cosa. Pero siento que me desvío del tema central de este artículo, al que justamente voy en las líneas que siguen. Mi intención no es escribir sobre estas personas ni mucho menos sobre esta sección de la feria, sino más bien de una que muchas veces para desapercibida por mucha gente. Hablo del último, el lugar donde el precio de algo depende completamente en las capacidades del vendedor para convencer al comprador que es justo. Porque aquí llegamos a un lugar donde en una punta un simple destornillador puede valer no más que 300 pesos y dos metros más allá vale 3 y hasta 4 veces más que eso . Pero la pericia no solo debe estar en el que ofrece si no en aquel que busca. Hablo del lugar mal llamado “el de los cachureos”, donde se puede encontrar casi de todo si se busca con paciencia y por un precio justo si se está a dispuesto a regatear, a entrar en un juego de palabras miradas y gestos. En este juego por así llamarlo ambos contendores buscan el mismo objetivo, un precio justo sin tratar de engañar a quien está en frente, pero tampoco cediendo más de lo normal. Debo aclarar que aquí lo que está en juego no es el artículo en sí, sino más bien el precio al que se llega por medio de tretas y pasadizos verbales. Inaceptable seria que al final de la discusión el vendedor lograra sacarle más dinero de lo esperado a un artículo que estaba dispuesto a vender a la mitad del valor, normalmente ni siquiera conoce el estado del mismo Llámenme tacaño, avaro, o mano de guagua. Cierto es que mientras existan ferias y lugares donde los cachureos estén a la orden del día, ahí estaré yo regateando y buscando siempre el mejor articulo por el mejor precio. The Messenger